martes, 20 de mayo de 2025

¿Tenés fuego? un comentario sobre "Todos los días se pierde el fuego".

 "Todos los días se pierde el fuego" es el título de la obra de teatro con dramaturgia de Ilenia Contin y dirección de Denisse Van Der Ploeg, pero por sobre todo, donde actúa mi querida Euge Bifaretti. 

    Desconociendo completamente lo que me iba a encontrar fui para el Malvinas y me senté en una silla al fondo pero que justo daba a un "corredor" entre las hileras de sillas, así que vi todo de manera privilegiada, como un vip.
    Lo primero que encuentro es un espacio común: Amigues bailando e interactuando mientras sonaba música fuerte, me pregunté si están hablando en serio pero en voz baja o simplemente balbuceando como los sims.
    Luego introducen que esa es la última vez que estarán juntes y comienza una serie de actos donde cada personaje tiene su protagonismo. No los recuerdo, tampoco los nombres, así que voy derecho a las cosas que pensé viendo la obra. Lo primero y que más me llamó la atención es el recurso de tener a los personajes hablando mensajes de texto, leyéndolos como si fuese el Loquendo o el traductor de gogel.     Enfatizo un poco más, un mensaje que dice "hola amiga lpm q haces?" se pronuncia como "ELE PE EME CU haces" lo cual vuelve ridículo al mensaje, incluso si el contenido es trascendental, conmovedor, la enunciación lo vuelve estúpido, nos hace sentir estúpidos por ser parte de ello.  Ahí un primer punto sobre la comunicación a través de las redes sociales. Es una herramieinta maravillosa y fundamental para la operativa cotidiana. Sin embargo depositamos tanto en ella que la noticia de algo importante se va diluyendo al pasar primero por un wasap, hasta que llega a ser compartida en tiempo y espacio. Ni hablar si el anuncio de algo importante que contar, recibe como primer respuesta "ay sí lo vi en tu historia" algo que también diluye la sorpresa y nos pone en situación de tener que fingirla para compartirla en ese momento. Algo así como cuando festejan el gol por segunda vez luego de pasar por el VAR. Ese grito/ festejo ya es medio de onda.
 Entonces pensaba sobre ¿Qué fuego se pierde? claramente no era el encendedor ya que había varios desperdigados por el piso, sino lo metafórico del fuego: La pasión de enterarse por boca de alguien. La claridad de un mensaje expresado en tiempo y espacio, no en un audio. El ardor de una calentura portada por el cuerpo que tengo en frente, no del mensaje que me llegó ayer a las 2am.
    SPOILER igual era la última funcióin así que si no la viste jodete, al final se enfrentan dos personajes que venían mambeando sobre su vínculo, están cara a cara y cuando tenía que decir algo, sólo dice "No puedo". Lo cual me hizo pensar en la despersonalización propia de los mensajes instantáneos que nos mandamos, cuando se quita el peso de la presencia, se va con ello cierto grado de emociones, sensaciones y responsabilidad, ya que con la distancia del mensaje podemos decir algo que en persona no nos sale. Chateamos tanto para llenar el vacío, y decimos tan poco cuando nos atrevemos a interrumpir las dulces melodías del silencio compartido.
    Otro problema que acentúan las redes sociales radica en la multiplicidad de ofertas, de todo, de vidas, de parejas, de objetos que podemos comprar, de lugares donde vivir. Todo eso en la fantasía, obvio, porque una birra sale 4000 pesos. Pero es incluso la misma fantasía la que se corrompe con una duda interminable. Dudar si estaré con la persona ideal, dudar si lo que estudíe es ideal, si mi trabajo es ideal. Muy difícil discernir si es o no, ideal no es ni en pedo, pero aquello que vemos y nos sumerge en dudas y comparaciones es muy probable que sólo sea producto de alguna inseguridad latente y muy lejos de el deseo consciente sobre el que elegimos operar en algún momento para estar donde estamos.
    Hay un ensayo de David Foster Wallace que habla sobre la sexualidad y la pasión erótica pensando un paralelo entre el sida heterosexual de los 90 y las historias románticas donde un caballero que rescata de un tenebroso castillo y un maloso dragón a la damisela en apuros. Allí argumenta que el VIH <<podría muy bien ser la salvación de la sexualidad de la década de 1990.>> ( Wallace, D.F. p.2)
Para ilustrar este punto nos lleva al caballero que rescata la damisela y se pregunta: ¿Qué pasaría si ese caballero no tiene que matar al dragón ni superar obstáculos para llegar a la princesa? si sólo entra, la puerta abierta, la princesa entregada en la habitación con lencería, <<¿Acaso alguien más detecta aquí un matiz de decepción en la cara de Sir Caballero, cierto anticlímax que le baja la p...la lanza?>>.
    El punto es que cualquier animal puede coger, pero sólo los humanos pueden experimentar pasión sexual. Y eso sobrevive no "a pesar de los impedimentos" (en este caso el vih) sino gracias a ellos. Cito en extenso:
    <<El coito de toda la vida se carga de erotismo y de potencia espiritual precisamente en los momentos en que los impedimentos, conflictos, tabúes y consecuencias le confieren un carácter de doble filo: el sexo significativo es al mismo tiempo una victoria y una rendición, una trascendencia y una transgresión, triunfante y terrible y extático y triste. Las tortugas y los mosquitos pueden aparear, pero sólo la voluntad humana puede desafiar, transgredir, vencer y amar: elegir.>>
    El ensayo sigue, es muy lindo, se expande en esto que ve con el vih y la posibilidad de reconocer la seriedad del significado de la sexualidad humana, de ese extra que otros animales no tienen. Sin embargo, creo que el punto del autor se entiende y también aquello que me llevó a este ensayo viendo la obra. Elegir, decidir.
    Es muy exagerado homologar las consecuencias del vih con las redes sociales, pero quería poner énfasis en el acto de tomar una decisión, de elegir, comprometerse con ello y darle. <<Por trillado que parezca (o pareciera), la verdadera sexualidad tiene que ver con nuestras luchas por conectar los unos con los otros, con erigir puentes sobre los abismos que separan a los individuos.>> En un momento donde impera la superficialidad, las emociones simuladas, las reacciones por pantalla, a distancia. Donde la mutliplicidad de ofertas nos pone en duda de todo lo que hacemos. En un momento semejante, poder elegir y actuar sobre la vida que queremos es lo más lindo y genuino que podemos hacer. Creo que tanto Wallace como Todos los días se pierde el fuego, tratan un poco de esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario