lunes, 24 de septiembre de 2012

Concerning Mal Gusto and time travels. (Parte 1)

Celebrando la salida del tercer disco (Y ENCIMA DOBLE) de Mal Gusto, voy a narrarles sobre aquella vez en la que viajamos  viajaron en el tiempo.
Era un día soleado, Sábado, para ser mas exactos. Aquellos individuos que componen el "conjunto musical" de Mal Gusto (las comillas deberían ser de unas dimensiones titánicas que no entran en lo que ofrece el blog) se encontraban preparando los elementos para un ensayo casual. Pero lo que no esperaban, era lo imprevisibles que pueden llegar a ser esos ensayos. Por ahora nos centraremos en este ensayo particular, que transcurrió, como decía, un Sábado del 2010.
Flujo se encontraba tirado en el cesped, fuera del Afro Bunker, observando como la enredadera y la pared se unían formando uno y se separaban formando cuatro distintos simultáneamente. Vengador Tóxico estaba tratando de enchufar el amplificador, en otro amplificador. Cavernario se encontraba buscando comida en la heladera, que estaba desenchufada hacía tres años. Afro Zombie estaba realizando una de sus artesanías con los trastos que encontraba tirados en el Afro Bunker. En una entrevista que se le realizó al padre de dicho sujeto, declaró que no tenía noción del lugar de donde provenían la cantidad de objetos nuevos que su hijo utilizaba para fabricar pipas u otros utencillos. Algunos científicos creen que mientras duerme, se despierta una personalidad cleptómana que mantiene oculta durante el día y sale a robar, de una manera muy eficiente,  objetos de poca utilidad.
El tiempo pasaba, pero parecía que no, Flujo observaba el movimiento del césped y se preguntaba las cosas que habrá visto ese césped, si era así desde antes de que pongan la casa o nació en ese entonces, si habrá visto algún asesinato, si el pasto hablara.... De pronto Flujo sintió un cosquilleo en su pierna izquierda, pensó que tal vez el pasto era un ser mucho más desarrollado de lo que creemos, había leído sus pensamientos y ahora se estaba comunicando con el, entonces dió media vuelta y dijo "PASTO ¿¿ME ESCUCHÁS??" pero luego observó que era Vengador, que estaba tratando de ponerle cuernos a su tatuaje. Al mismo tiempo, Vengador sintió algo fresco en su espalda, era vómito de Cavernario que había comido hongos pensando que era algún comestible que celebraba el estreno de Shrek 3. Propulsado por el vómito, dió unos pasos para atrás, justo en el momento en que Afro Zombie dió el último giro de tuerca a su creación más reciente, el bong más elaborado jamás creado.
Del mismo tamaño que la improbabilidad con el que se dio este viaje en el tiempo, fue la suerte que tuvieron al combinar esa secuencia de estupideces para formar una cadena y viajar todos juntos. Y si vamos a hablar de proporciones, cabe mencionar que la noción que tenía Afro Zombie de que su nuevo artilugio estaba compuesto por un hueso de Smilodon y un trozo de submarino nuclear ruso de la guerra fría que había estado encallado en el arroyo Napostá, era tan minúscula como ese pequeño trozo de piel que sobresale junto a la uña de cualquier dedo de la mano y hace que meter las manos en el bolsillo sea algo similar a lo que debería sentir Wolverine cada vez que sacaba sus garras de adamantium. Al ensamblar estas partes se produjo un vórtice en el espacio tiempo, la radiación que todavía quedaba en el trozo de submarino rastreó el origen del hueso y los trasladó a todos juntos hacia ese preciso momento en el que el organismo portador del hueso murió y se desintegró su carne.
Mal Gusto pasó de estar en Bahía Blanca en el año 2010, a estar 32.000 años en el pasado, en el sur de lo que en el 2010 era Francia.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Policía del relos


Resulta que viene un tipo a un kiosko, enfrenta al kioskero y le dice "buenas tardes" siendo las 4:30 de la mañana, completamente oscuro en una noche fría de invierno de esas en que se te congela la sangre y te duelen las venas. El kioskero, sorprendido, le responde "Pero caballero, son las 4:30 de la mañana" el hombre se saca los anteojos, camina y dice "El tiempo es algo creado por nosotros, y nos hicimos tan dependientes de el que si lo quitamos, cosas que hasta no piensan pueden dejar de funcionar, hicimos a la sincronizacion tan importante como el aire mismo que respiramos. Hicimos de los segundos nuestros jefes, nuestros seres queridos, preocupandonos por ellos. Entonces yo quiero cambiar, yo quiero ser independiente. Por eso te digo buenas tardes sabiendo que son las cuatro de la mañana"
   A lo que el kioskero responde: "¿Qué? ¡Le estabas hablando a la heladera!" "Perdón" dijo el cliente, y se puso los anteojos "es que sin los lentes no veo bien" continuó, dirigiéndose, ahora si, hacia el kioskero. De todas maneras, el cliente le repitió lo mismo, incluso un poco más prolongado y detallado. Una vez finalizada la narración, el kioskero empieza a reírse, la risa se hace más fuerte, las botellas revientan como granadas, los chicles se secan, las bolsas de frituras se inflan hasta explotar, los alfajores jorgito ponen cara de triste, un viento muy fuerte sale desde el lugar del kioskero, junto con una luz enceguecedora que aturde al cliente, dejándolo inmóvil y momentáneamente ciego. De repente el kioskero no es solo uno, sino tres, bastante extraños, casi antropomórfos, pero exagerados en varias partes. Con unas vestimentas similares a unas armaduras medievales. Inmediatamente uno de ellos sostuvo al cliente, mientras el otro lo escoltaba hacia el tercero, quien yacía inmovil, imponiendo su prescencia.
En ese momento dijo "Somos los guardianes del orden, fuimos asignados a guardar el planeta numero 103492 B2 y elegimos el tiempo como programa de organización. Descubrimos tu plan para arruinarnos, ahora dejarás de existir" El cliente interrumpió la emisión de este mensaje con gritos desesperados de auxilio, pero se encontraba en un vacío fuera del tiempo ordinario que recorremos todos. Además ya estaba siendo amordazado. Luego le cortaron la cabeza y lo quemaron transformando su propia sangre en un líquido inflamable, dejando sólo unas pocas cenizas como recordatorio de aquel atrevido humano.
Con solo un destello más, todo volvió a la normalidad, el kiosko estuvo ordenado otra vez, para que unos chicos entren, tiren accidentalmente un estante de papas fritas y digan
"Eh, tenés un phillip de diez?"
y el kioskero, naturalmente, con un tono que demuestra aburrimiento nocturno, responde "si, ¡cómo no!"

Kver