lunes, 8 de julio de 2024
El señor de los anillos y el encuadre vertical
Vi un trailer de El señor de los anillos editado con encuadre vertical y me sorprendió la remisión inmediata al instagram.
La escena de Aragorn y Arwen en Rivendell era inmediatamente transformada en un comercial de gente hegemónica en el Chaltén.
Me hizo pensar en la asociación inmediate del formato vertical con las redes sociales, tanto vistas desde la computadora como desde el celular. No es un encuadre nuevo, pero antes era excepcional.
En la vida pre Instagram recuerdo tomar fotos verticales para darle una sensación de inmensidad, como la perspectiva del contrapicado.
Sentía un poco eso viendo el trailer. Estando en un paisaje abierto con montañas en el horizonte, un Rohan o la Patagonia, no te alcanza la vista para dimensionar tanto estímulo sensorial. Sacas foto como para guardar un registro y quizás decir que estuviste ahí pero sabés que de ninguna manera le será fiel a la experiencia in situ. Todo es más brillante, parece cerca pero está lejísimos y es inmenso. Intimidantemente inmenso. De todas maneras siento que el encuadre tradicional, más ancho, responde mejor a un intento de homologar la visión ocular. Intentás hacer un panorama pero es un éxstasis sensorial imposible de capturar en algún dispositivo. Quizás sea por la perspectiva, aunque también la extensión de frente y fondo que ofrece el vertical también ayuda un poco a sentirse ahí.
En ese trailer vertical los escenarios permitían ver esto: el cielo de mordor por ejemplo, a la vez que la tierra y los personajes en el medio, todo a la vez. Sin embargo, se sienten... encerrados en una puertita.
El formato vertical del celu, la imagen que se amolda al formato del dispositivo.
Simulando ser una hendija hacia otros momentos y lugares, un pispeo. En ese sentido es más honesta con su pobre representación de algo tan vivo como el estar allí. No pretende engañar, sabe que es una farsa y lo acepta.
Por otro lado ese rectangulito, que tiene en las redes sociales su potencial razón de existencia (hablo del celular), le da una cuota de veracidad propia de las redes. En el presente es una de las pocas cosas que está a la altura de competir por ser legítimamente “LA REALIDAD”. En el documental de los creadores de Pirate Bay uno de ellos dice que prefiere el término "AFK" (Away from keyboard/fuera del teclado) en lugar de hablar de "mundo virtual" y "mundo real". Siempre me pareció un detalle interesante, y eso que el juicio fue en 2009, cuando todavía no vivíamos a través del smartphone. Suele hablarse de internet, las redes y esa hiperconectividad como “virtualidad” dándole un carácter de ficticio, ajeno a otra cosa. Sin embargo cada vez más funciona para integrarse, moldear y, a fin de cuentas, convertirse en la realidad. Quizás en el 2009 se aceptaba, con polémica, la distinción "Virtual/real", pero ahora ni en pedo. Si consideramos la cantidad de interacciones y tiempo de atención dedicada a la pantalla, probablemente sea más "real" que la realidad. Ahora, sí, lo sé, soy un vivo bárbaro, hablo de "la realidad" como si existiese tal cosa en un consenso unívoco. Desde luego que la definición concreta de "realidad" es compleja y discutible. Pero no llegamos a desarrollarla que ya aparece otra forma de vida que le compite el podio. Nos atraviesa tanto la hiperconectividad que definitivamente ES real, es parte del cotidiano. No es la primera vez que una nueva tecnología traiga consigo preguntas, inquietudes, incluso metáforas para entender "la realidad". En algún momento el mundo era visto como un proveedor de materia prima para el progreso. Ahora tienen más presencia las teorías de vivir en una simulación, a la vez que contamos con dispositivos audiovisuales inmersivos, generadores de imágenes, bots que responden preguntas mejor que el Akinator y el chat msn de la enciclopedia Encarta.
Hay muchos autores que tratan el tema de la hiperconectividad, uno de ellos es Byung Chul-Han que, entre otras cosas, hace una mención a la sociedad de la vigilancia que presentaron Foucault y Guattari, en la cual (dicho mal y pronto) el modelo del vigilante, la cárcel del panóptico, eran las formas que adaptaba la sociedad moderna. Mientras que ahora con el celu regalamos la información, por lo tanto la vigilancia no sólo nos vuelve vigilantes activos de nuestra vida, sino también de las otras. Cámaras por todos lados, luces led, registros de video, compartir ubicación, cookies, información personal, fotos.
Volviendo a la interacción con el celu ¿Es distinto al encuentro en persona? Absolutamente, sostengo que éste último es mejor incluso por la cantidad de sentidos que entran en juego, el detenimiento, compartir el espacio, la presencia, con todo lo que eso implica. Tampoco lo niego, tiene grandes virtudes. No tengo soluciones ni propuestas, sólo inquietudes. Algunas de ellas se cristalizaron al ver El Señor de los Anillos en ese formato.
También pensaba que si Frodo tenía un Iphone para registrar todos los lugares donde estuvo, no llegaban más a Mordor, y también que ponerse el anillo, y ser visible para Sauron, era como la idea de regalar tus datos ahora. Es más, algunos colectivos tienen una publicidad de una empresa de seguridad privada llamada Sauron.
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