viernes, 21 de diciembre de 2012

La mosca que no fue.



Resulta que estaba sentado en el patio de mi casa, la noche de este Viernes 21. La primer noche de las tan ansiadas vacaciones. Me encontraba escuchando el tema que está ahí arriba (pongan reproducir ahora y que suene mientras continúan leyendo. El cinturón de seguridad se encuentra a su derecha y podrá desabrocharlo una vez que la luz se apague).
Re colgado, me puse a pensar en esas cosas re cliché que se te ocurren cuando estás re loco. Que en el momento parece información, reflexiones, postulados filosóficos totalmente trascendentales. Que la humanidad no puede prescindir de ellos por más tiempo y etc etc. Casos como: -Waah, alta noche, qué bien que le queda el viento a los árboles y las nubes a las estrellas. Oh que bella analogía he compuesto, debo...-.
La cuestión es que estaba ahí en el patio pensando todo eso, viendo como el bajo de ese tema parecía mover a los árboles. Y mientras hacía todo esto intentaba alejar una mosca o bicho similar que estaba posado en mi rodilla. Con un simple movimiento de mi mano izquierda la ahuyentaba pero, una conducta que me pareció extraña en una mosca, volvía para reposar sobre el mismo lugar. Cada vez que miraba, estaba ahí.
Luego de insistir por un rato, me di cuenta que esa mosca nunca se iba a retirar de ese lugar, por más frenético movimiento que realice. Y que, de hecho, no era una mosca. Sino que era la sombra de un pequeño pliegue del pantalón.
Y, citando a mi estimado Gateater: "Que sed que tengo.."

  


                                                        Mi  estimado Gateater

Cvr

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