viernes, 13 de diciembre de 2013

Los midget, pero no los Khazâd.

 Mientras se oye a lo lejos una orgía de flatulencias,
 que compiten en un reducido circuito,
 los camiones embisten en una grieta que detiene el flujo de la ruta.
 Las ventanas y algunos muebles aplauden este espectáculo en un crescendo,
 sacudiendo el silencio funeral.
 El olor del fastidio se siente en el aire,
 luego de que las flatulencias dejan de circular.
 Le agregan cierta vida a la constante calma neurótica.

 Pero... Creo que prefiero las ovaciones en la noche inmaculada,
 el único frío del verano.


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