domingo, 11 de agosto de 2013

Aprenda a convivir consigo mismo o cocinar una torta

Escribo y no quiero pensar en lo siguiente. Mientras cuestiono el presente, salta la tostadora y me responde todas las preguntas:
¿Quién soy?
Un trozo de torta
¿Cuántas veces más voy a morir?
Todas las que quiera
¿En qué momento dejé de confiar?
Después de agregar el huevo y antes del aceite
¿Cómo hice para llegar a un lugar en el que nunca quise estar?
Revolviendo, sin que se formen grumos
¿De qué manera voy a saldar las cuentas del pasado sin siquiera tener noción del presente?
Derritiendo el chocolate a baño maría
¿Cuándo voy a aprender que para anticipar, primero me tengo que levantar?
Después de veinte minutos al horno fuerte
¿Tendré que soportar la misma música de ascensor cada vez que me acuesto?
Casi lo olvido, dos gotas de escencia de vainilla
¿Seré una sardina fresca o la más podrida de todas?
Salpimentar y criticar a gusto
¿Y hasta cuándo tendré que convivir conmigo mismo?
Hasta que funcione la tostadora.


Todavía no entiendo si es una falla de conexión de fibra óptica o neuronal la que no me permite subir imágenes para decorar los textos y hacerlos más amigables. Por lo pronto tendrán que depender de su imaginación.

[Que bella la luna que se posa sobre el Tigris, dibujando un atrevido marinero blanco hasta San Isidris]

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