En cuestión de segundos...fue tiempo
suficiente para que mis intestinos se transformen en ácido muriático.
Una mera ordenación de segundos para que todos los sonidos sean
filtrados e interpretados como una sinfonía de huérfanos desnutridos llorando.
En solo ese tiempo me vi rodeado por un oscuro abismo carente de
colores. El plato de comida que tenía en frente transmutó en una pila de
gusanos que se retorcían en un acto burlesco, al igual que la saliva en
mi boca pasó a tener la consistencia y el sabor de las cenizas que
yacen donde una vez hubo fuego.
Ni siquiera un minuto, solo en
segundos me encontré cayendo sin ninguna pared de la que agarrarme;
pero, a su vez, golpeándome con objetos que no puedo atestiguar. Durante
la mencionada cantidad de tiempo me invade la sensación de que mi piel
es desgarrada lentamente y lo único que brota de las heridas son gritos
vacíos en un desesperado intento por buscar una respuesta. Intenté
gritar, dentro de ese contexto, pero hacía segundos que el aire se había
esfumado de mis pulmones, siendo reemplazado por la flatulencia de
miles de ratas que muerden y arañan lo poco que queda de mi pútrida
carcasa. Repentinamente dejaron de brotar lágrimas de mis ojos, para ser
sustituídas por granos de arena que rasgaban la piel remanente en mi
rostro, a pesar de que quería evitar hacerlo, llorar me era inevitable.
No se exactamente cuantos, pero si que son una mínima cantidad de
segundos que presté para decidir arrancarme los ojos y dejar de
contemplar estos horrores. Pero al intentar mover mis manos noté que se
encontraban encadenadas, a pesar de que seguía cayendo. Desesperado,
vacío y con olor a podrido, seguía cayendo. Pasaban los segundos, y
seguía cayendo. Las ratas mordían y defecaban en mi interior mientras
yo, me encontraba cayendo. Las paredes me golpeaban y la arena que
manaba de mis ojos ahogaba mis gritos.
Lo único que permaneció como
estaba era mi mente con el exclusivo pensamiento, junto con el
cuestionamiento de por qué motivo me habría de suceder esto, de que el
reloj de bernardo habría solucionado todo esto. El reloj de Bernardo lo
habría evitado. O tal vez la TARDIS del Doctor, o aquel característico
De Lorean que todos conocemos.
Cualquiera de estos implementos me
habría transportado al pasado dieciseis de junio para ver a este
conjunto en vivo, en lugar de haber pasado aquel día rastrillándome el
escroto.
Ahora solo me queda seguir cayendo, hasta que el vacío me termine de comer y tal vez entonces, pueda pensar en otra cosa.
En este espacio suele ir una imagen acompañando al texto, pero en este caso particular tendría que ser una imagen en negro para que sea acorde, y no vale la pena hacer el esfuerzo. El texto es la opción alternativa de expresar los sentimientos, la otra era tipear aleatoriamente y, preferentemente, en mayúsculas, sin acentos y con abundancia de números y signos que no se usan nunca, como este: €
o este: ¿Sabían que se le puede poner tilde a la "Y"? si, miren: ý
No hay comentarios:
Publicar un comentario